Etiquetado: Clevelan Santeliz
¡Vergüenza!
Avergonzados. Así debemos sentirnos todos después de estos primeros juegos ante Medias Rojas y Yankees en sus estadios de Boston y Nueva York. Sabíamos que la gira de 10 días iba a ser difícil, pero ni en mi peor pesadilla hubiera imaginado 1 victoria y 5 derrotas en los primeros 6 encuentros. Cuando hemos ganado lo hemos hecho como equipo. Ahora estas derrotas debemos afrontarlas todos con la misma vergüenza, porque cada uno de nosotros tiene su cuota de responsabilidad. Yo siento vergüenza y me cuestiono a mí mismo al pensar que no estoy haciendo lo correcto para ganarme el sueldo que me pagan por hacer de este equipo un conjunto competitivo y batallador. Me cuestiono y avergüenzo por no hacer la alineación que produzca las carreras para ganar, por no traer al montículo el lanzador adecuado para hacer los outs. Y si alguien en el equipo no siente la misma vergüenza que yo, entonces creo que escogió el trabajo equivocado.
Al momento de escribir esta columna, sábado en la noche en Nueva York, lo hago todavía con el sabor amargo de la derrota por 10 carreras a cero ante los Yankees. Un juego en el que un equipo tenga más errores cometidos que hits conectados tiene que ser una vergüenza. Pienso que hasta los niños que están disputando la Serie Mundial de Pequeñas Ligas en Pennsylvania jugaron ese día mejor que nosotros. Lo peor de todo es que sé que nuestro equipo es muy superior a lo que ha mostrado en el terreno en estos primeros 6 juegos de visitantes. El lunes pasado, cuando iniciamos la gira en Boston, el periodista venezolano residenciado en Nueva York, Armando Talavera, quiso saber mi opinión sobre los Medias Blancas, y le respondí: «Tengo equipo para ser Campeón Mundial». Supongo que Armando debe estar pensando en recomendarme un siquiatra que cure mis delirios de grandeza. Pero es verdad. Tenemos talento y material para ser Campeones en el papel, pero nos falta ejecutar.
Nunca me he considerado un perdedor, y mucho menos soy una persona pesimista, pero si me preguntan en este momento, creo que estamos en una situación difícil, porque nosotros mismos nos metimos en ella. Sabemos dónde está la cima de la montaña, y tenemos el deseo de llegar a ella, pero pareciera que no hay piernas para llegar. Al menos eso es lo que parece después de perder las dos primeras series ante Yankees y Boston. El lunes comenzamos la última serie de la gira en el Metrodome, donde los Mellizos parecen imbatibles. Imagino que será una buena oportunidad para demostrar que aún estamos vivos, que todavía tenemos deseos y que seguimos en la lucha por el título de la división que con tanto sacrificio ganamos el año pasado.
Antes de comenzar a responder sus preguntas y comentarios, aprovecho para decirles que leer sus mensajes positivos y de aliento es, la mayoría de las veces, una manera de retomar el optimismo en momentos difíciles como este. Gracias por su lealtad y por su apoyo.
Ahora sí, vamos con algunas respuestas.
Ben Morgan, de Lincoln (Nebraska), escribe en inglés para hacerme una pregunta que yo me hecho cientos de veces sin encontrar todavía una respuesta: ¿Por qué nuestra ofensiva falla tan estrepitosamente cuando enfrenta a jóvenes lanzadores que vemos por primera vez? Honestamente Ben, no sé. Uno sabe que el lanzador siempre tiene ventaja sobre el bateador, que como tu bien dices, se va adaptando y va haciendo ajustes a medida que lo enfrenta en repetidas oportunidades. El pitcher, ciertamente, tiene el control de la situación, no sólo porque es quien tiene la bola en la mano, sino también porque es quien sabe qué lanzamiento va a hacer, si es curva, recta, cambio, slider. A qué velocidad lo va a lanzar, a qué altura del plato, alta, baja, adentro o afuera. O sea, el bateador está ahí parado en home con su bate en la mano, preparado para hacerle contacto a una esférica que puede venir a 70 o a 100 millas por hora, sin saber si va a romper hacia un lado, va a caer, etc. ¡Y para decidir sólo tiene fracciones de segundo! Cuando no conoce al pitcher, ese bateador está aún más indefenso, porque no conoce su repertorio. Pero eso ha sido así desde que fue inventado el béisbol, y en la segunda o tercera visita al plato ya un buen bateador debería conocer mejor la situación, y hacer los ajustes para tener éxito. A nosotros eso realmente nos ha costado mucho este año, pero insisto que desconozco las razones.
Guillermo Rada de Cumaná, Venezuela, dice que le intriga lo que ocurrió el año pasado con Javier Vázquez, quien esta temporada está teniendo éxito con los Bravos de Atlanta. Guillermo quiere saber si yo lo puse en la palestra por lo que él llama «poca fortaleza emocional». Puedo decirte Guillermo que a Javier lo conocí cuando fui coach de los Expos, y siempre me gustó su actitud en el montículo, además de su calidad humana. El año pasado tuvo varias oportunidades de ayudar al equipo en juegos que eran cruciales, y lamentablemente no pudo hacer el trabajo. Eso ocurre en el béisbol. Quizás fue un mal año, algo que todo el mundo experimenta en su carrera. Yo personalmente le deseo el mejor éxito, porque como él mismo dijo, con lo que ha hecho hasta ahora podrá vivir tranquilo el día que se retire, y podrá compartir felizmente con su familia.
El doctor Julio Antonio Machillanda, de Porlamar, Venezuela encabeza la lista de fanáticos que escriben para hacer comentarios sobre el cubano José Contreras. En esa lista, haciendo comentarios de todo tipo, figuran nombres como Frank Abel Villalonga de La Habana, Alfredo Valle de Tenerife, Orlando García de Naples, Roberto Trujillo de Santa Cruz de Tenerife, Jorge Amaro y varias personas más. Extrañamente no escribió esta vez Francisco Aguiar, de Tampa, quien varias veces envió mensajes acusándome de maltratar a Contreras, de utilizarlo mal, de no saber cuándo sacarlo por un relevista y un largo etcétera de objeciones. La semana pasada un periodista me preguntó en Boston si José volvería a iniciar un juego por Chicago y le respondí que yo tengo tres hijos, y me encantaría estar vivo cuando nazcan mis nietos. De verdad, no quisiera morir de un infarto antes de tiempo. Sin embargo, Contreras inició el sábado contra los Yankees porque sencillamente no teníamos otra opción mejor. Si me preguntan las razones de esta debacle del «***án de Bronce» debo responder que no sé, porque si algo puede decirse de Contreras es que es un gran trabajador y un guerrero. Algunos de ustedes, en sus cartas, dicen que lo conocen desde sus días en Cuba, y que puede ser falta de concentración, que no está lanzando por debajo del brazo, que no está utilizando la bola de tenedor, y otro largo etcétera de razones. Yo, más que nadie, sigo esperando que José vuelva a ser el pitcher que en el 2005 nos ayudó a conquistar el título de Campeones, sobre todo ahora que lo necesitamos con urgencia. Vamos a ver qué pasa.
Jonathan Gallegos, de Bogotá, también opina acerca de Contreras y se pregunta por qué esperé tanto para sacarlo cuando le hicieron 6 carreras en un inning ante los Medias Rojas de Boston. Jonathan, además de opinar que a veces yo hablo demasiado, algo que no es un descubrimiento para nadie, me ofrece algunas sugerencias sobre cómo manejar el equipo. Bueno Jonathan, voy a repetirte lo que he dicho varias veces en mi carrera: mientras más lejos estás del terreno, más inteligente te sientes. Quienes ven los juegos desde las tribunas ven todo clarito y saben todo mejor que el manager y los 5 ó 6 técnicos que están en el dugout. Una vez dije que le iba a regalar un celular a todos los fanáticos para que me llamaran y me dijeran qué hacer antes de las jugadas, y no después, como ocurre casi siempre. Hay tantas cosas que los fanáticos no saben, y que influyen en las tomas de decisiones, que explicarlas todas sería razón para escribir un libro. Pero de todas formas, gracias por tomar unos minutos de tu tiempo para compartir conmigo tu opinión.
Liz Pinto, de Valencia, Venezuela comenta sobre el gran año que está teniendo Cl
eveland Santeliz con los Barones de Birmingham, nuestra sucursal AA, y pregunta mi opinión sobre el compatriota. Liz no es la única que está pendiente de Santeliz, a quien ya en una columna anterior describí como un gran muchacho, con una buena actitud para pichar. Parte de su éxito ha sido mantenerse sano, ya que desde que fue firmado se consideró que tenía mucho talento, pero las lesiones no le habían permitido demostrarlo.
El es uno de los criollos que viene abriéndose paso en nuestras sucursales, y que yo espero que pronto lleguen varios a Grandes Ligas, para poder responderle a todos los que semanalmente hacen la misma pregunta: ¿por qué no hay más venezolanos en White Sox siendo el manager Ozzie Guillén? Espero que por ahí vengan algunos.
Muchos fueron también los que en estos quince días escribieron para opinar sobre la incorporación de Freddy García a nuestro roster. Algunas preguntas y comentarios llegaron antes de que Freddy hiciera su debut con nuestro uniforme, otras llegaron después de su segunda salida. Elio Barroso de Charallaves, Jesús Ramos de Santa Teresa del Tuy, Roysbelk García de Cúa, Eliel Padrino y Reinaldo Pérez de Caracas, Yubín Rios de Maracaibo, Thomas Enrique Pérez Ramos, Víctor Lapenta, Miguel Saldivia y muchos otros aparecen en esa lista. En una entrevista que apareció el sábado pasado en el Sun-Times de Chicago, Freddy admite que por primera vez en los últimos dos años se siente realmente saludable y sin molestias en su brazo de lanzar. Creo que su salida ante Boston fue una muestra de eso. Ese día, Freddy demostró que no está en Chicago porque está casado con una sobrina de mi esposa, ni porque Kenny Williams tiene una agencia de beneficencia y quiere agradecerle a todos los que nos ayudaron a quedar campeones en 2005. Freddy está aquí porque se le hizo un examen médico que demostró que su hombro estaba sano, y porque en las salidas que hizo en las menores lució bien. ¿Va a ganar todas sus salidas de aquí en adelante? No creo, pero seguro va a ayudar, y espero que lo suficiente para ser considerado para el próximo año, cuando ya en teoría tenemos 4 abridores seguros (Buehrle, Danks, Floyd y Peavy) y queda un cupo por definir. Pero ese es otro tema, por ahora estamos concentrados en el 2009 y nuestra carrera por llegar a la post-temporada, para lo cual necesitamos la ayuda de Freddy.
Dario Sánchez, de Valencia, Venezuela pregunta si me considero parte de lo que él llama «la nueva generación de managers de Grandes Ligas». Bueno, supongo que sí porque además de ser un manager joven con respecto a muchos de los que están actualmente dirigiendo en las Mayores, también me ha tocado pertenecer a una generación que obligatoriamente debe ver el juego de una manera distinta a cómo se hizo en un pasado reciente. Imagino que ya adivinaste que me refiero a la «era de los esteroides» y otras sustancias prohibidas. A esta nueva generación a la que pertenezco le va a tocar volver al juego inteligente, al que no depende de los jonrones, al que se basa en buena defensiva, velocidad en las bases, jugadas oportunas y por supuesto buen pitcheo. Supongo que eso es lo que se va a ver en los próximos años, y el que haga los ajustes primero va a llevar ventaja sobre sus rivales.
Marvin José Gómez Hernández, de Cabimas, Venezuela quiere saber si mi advertencia sobre devolver con la misma moneda si seguían dándoles bolazos a mis jugadores fue una manera de motivar al equipo para ser más agresivos en todos los aspectos del juego. No, en realidad fue justamente una advertencia a los equipos rivales. Un manager debe proteger a sus peloteros en todos los aspectos del juego, y no es posible que mientras los Medias Blancas de Chicago son el equipo cuyos pitchers han golpeado a menos rivales en todas las Grandes Ligas, nuestros jugadores aparecían de terceros como los más golpeados. Alguien dijo una vez: ojo por ojo, diente por diente. ¡Y conste, no fui yo quien lo dijo!
Emison Soto, de Maracaibo, en Venezuela, pregunta quién es la persona encargada de evaluar a los jóvenes talentos en nuestro país. Emison, nuestro scout es Amador Arias.
El profesor Miguel Antonio Narvaez, de San Carlos, Cojedes (Venezuela) me escribe para solicitar ayuda para una escuela de béisbol en esa entidad. Mientras que Jean Carlos Viloria, de Chichiriviche, solicita lo mismo pero para un equipo de jóvenes en esa población del Estado Falcón (Venezuela). Si por mí fuera estaría sembrado equipos de béisbol por todo el mundo, en parte para agradecer todo lo que ese deporte ha significado en mi vida. Sin embargo, la Fundación que dirige mi esposa en Venezuela ha decidido destinar los pocos recursos que recolectamos al área de la salud infantil, que es tanto o más importante que el deporte. Esa Fundación, por cierto, no tiene ningún aporte fijo de ninguna institución, pero tampoco tiene gastos porque todos los que ayudan a Ibis en su labor lo hacen de forma gratuita. Nadie cobra ni un solo centavo. Los recursos ocasionales provienen de los actos que nosotros mismos organizamos (firmas de autógrafos, subastas de artículos de Grandes Ligas, etc.) que lamentablemente no hemos podido realizar en los últimos años por mis múltiples compromisos. Sin embargo, todos los años buscamos ayuda para poder cumplir con la Asociación de Padres de Niños con Cáncer, para quienes donamos más de 350 regalos de navidad y, lo más importante, compartimos con ellos en su fiesta navideña. Gracias a Dios existen empresas como Polar y Tiburones de La Guaira que nos ayudan a seguir cumpliendo con esta Asociación que hace un trabajo extraordinario. Les prometo que cuando tengamos más recursos consideraremos sus solicitudes.
Rafael García de Margarita, Venezuela me envía una lista de jugadores venezolanos que pertenecen a otros equipos, y me pregunta cuáles quisiera tener yo en Chicago. Aunque yo no soy quien contrata a los jugadores, ciertamente en la lista de Rafael hay nombres que cualquier manager quisiera tener. Sin embargo, todos ellos tienen compromisos con sus respectivas organizaciones, que difícilmente los dejarían ir gracias a su calidad. Los venezolanos cada día son más cotizados en este mercado, algo que debe llenar de orgullo a todos los amantes del béisbol en el país.
Dos preguntas del Salvaje Oeste. Angel Rivera, de Tucson (Arizona) pregunta mi opinión sobre el boricua Alex Ríos. Bueno Angel, creo que Alex nos va a ayudar mucho, aunque todavía no ha explotado todo su potencial. Creo que aún está en su etapa de adaptación. Y Carlos Castillo, de Plano (Texas) pregunta por qué no pasamos intencionalmente a Mike Lowell en el juego ante Boston que perdió José Contreras, quien, según Angel, estaba nervioso. ¡Imagínate! Tú desde Texas sabías que el súper veterano Contreras, hombre de mil batallas en Cuba, estaba nervioso y Lowell le iba a dar jonrón. Lo dicho: mientras más lejos del terreno, la gente es más inteligente.
Ramiro Pérez, de Orlando (Florida) pregunta cómo es mi relación con la prensa de Chicago. La mejor manera de saberlo, Ramiro, es revisando tu mismo los distintos diarios de la ciudad por Internet. Te aseguro que vas a llegar a la misma conclusión que yo: la prensa me trata muy bien.
Ender Elias Chaparro Camargo es un niño de Maracaibo, en el Estado Zulia (Vzla) que en estos momentos está en Estados Unidos representando al equipo de la Liga Coquivacoa en el Mundial de las Pequeñas Ligas, en Williamsport, Pennsylvania. Al momento de escribir estas líneas no sé cómo le va a nuestra representación en el evento, pero igual le deseo a Ender y todos sus compañeros la mejor de las suertes, y que aprovechen al máximo esa experiencia que será inolvidable en sus vidas. Quien quita que más adelante a muchos de ellos me los encuentre jugando en Grandes Ligas.
También de Maracaibo Leonardo Ferrer quiere saber si alguno de mis hijos está jugando béisbol profesional actualmente, y por qué se ha tardado tanto el debut de Jack Peavy. Leonardo, mi segundo hijo llamado Oney jugó un par de
años en las menores, pero ahora trabaja en la oficina con Chicago. El menor, Ozney, de 17 años, está en su último año de high school y sueña con jugar profesional. Veremos.
Y hasta aquí las respuestas de hoy. Quedaron algunas preguntas que intentaré responder en la próxima columna, pero no puedo despedirme sin agradecer a todos sus mensajes, comentarios, opiniones y críticas. Todos son bienvenidos. Saludos especiales para Raul Avilán, Johars Jiménez, Gladys Pérez, Yole Mata y Román Orive de Caracas, Cesar Reyes y familia de Vargas, Wilmer Aponte de Turmero, Michael Gámez de Chicago, Orlando Rafael Figueroa Reyes de Carora, Rafael García de Margarita, Juan Carlos Marín de Miami, Rafael Páez de Los Teques, Francisco García de La Asunción y a muchísimos otros que me honraron con su atención.
¡Será hasta dentro de 15 días, cuando espero estar escribiendo con un pie metido en la post-temporada!
Apovechando el alcance del internet
Gracias a esta columna he recibido los mensajes más diversos de lugares tan queridos como Barquisimeto, Los Teques o Valencia en mi Venezuela natal, tan cercanos pero desconocidos como Skokie o Bolingbrook en Illinois, o tan remotos como África, Honduras o Cuba.
En todas partes hay fanáticos de los Medias Blancas que envían mensajes de optimismo, dudas, preocupaciones, opiniones, y por supuesto preguntas acerca del equipo y sobre el beisbol en general.
Pensar que cuando yo comencé a jugar profesional, hace más de 25 años, comunicarme con mi familia era toda una proeza. Tenía que ahorrar para hacer las llamadas telefónicas a media noche para conseguir las mejores tarifas.
Ahora, los muchachos que están en las menores tienen tantas formas para mantenerse en contacto con la gente que los quiere y que, desde lejos, los animan y felicitan cuando tienen días buenos, y los apoyan cuando las cosas no salen como quisieran.
Realmente la comunicación es tan importante a todos los niveles.
Hace un par de semanas hice un mitin con mis jugadores, y mi mensaje fue simple y preciso: o jugamos mejor o el Gerente General Kenny Williams se verá en la obligación de tomar medidas que podrían implicar cambios con otros equipos. Así de sencillo.
Yo, honestamente, quisiera mantener a este grupo de jugadores por el resto de la temporada porque, como he dicho muchas veces, estoy convencido de que tienen el talento y la capacidad para competir y ganar.
Aquel mensaje de hace dos semanas por lo visto surtió efecto, aunque no se puede cantar victoria aún porque todavía quedan muchos juegos por realizar.
Pero hemos jugado mejor, y por eso hemos ganado más juegos.
¿Podremos mantener ese nivel hasta septiembre? Espero que sí, aunque en lo que va de año hemos tenido altos y bajos que en momentos me han llenado de confusión.
Al momento de escribir esta columna acabamos de finalizar una serie de cuatro juegos ante Kansas City, en la cual dividimos como visitantes, pero nos deja record de 5-2 en los 7 juegos fuera de casa.
En total, son 13 juegos seguidos ante equipos de nuestra división que nos toca jugar antes del Juego de las Estrellas, y aunque obviamente el título no se define en julio, es importante ganar el máximo ante los rivales directos. El martes estaremos de regreso en casa para jugar tres partidos ante Cleveland, y enseguida tres en el Metrodome ante los Mellizos antes del descanso.
A la gran pregunta que hace la mayoría de los fanáticos que me escribieron esta semana, acerca de si tenemos todavía chance para competir por el título de la División, mi respuesta sigue siendo que sí, y los próximos juegos son importantes porque son contra rivales directos.
¿Qué hará Kenny Williams antes de que termine la fecha límite para hacer cambios sin pasar por waivers? Eso sólo lo sabe Kenny, pero lo que haga va a depender de cómo juega el equipo antes de esa fecha.
Yo nunca le he pedido ningún jugador específico para afrontar la segunda parte de la temporada, ni en el 2005 ni el año pasado, cuando conquistamos la división, pero Kenny siempre ha sabido traer a la persona indicada para ayudarnos a competir.
Este año debe ocurrir lo mismo.
Vamos ahora con otras preguntas:
Kelvin de Puerto Rico quiere saber cuál es el mejor equipo de la Liga Americana, según mi opinión, y por qué. Bueno Kelvin, personalmente pienso que Boston es el rival a vencer, porque su cuerpo de pitcheo es el más completo de la liga. Tienen muy buenos abridores y el bullpen ha hecho su trabajo de manera excelente, y no olvides que el pitcheo es, según muchos, el 70% de este juego.
Jesús, de Caracas, me pregunta qué opino de los juegos interligas, y qué jugador venezolano tenemos actualmente en el sistema de Ligas Menores que tenga la mayor posibilidad de subir al equipo grande.
Los juegos interligas son sin dudas una buena idea de Major League Baseball, porque le permite a los fanáticos ver a equipos que no pasan por sus ciudades, y en cuyos rosters hay jugadores estrellas que todos quisieran admirar al menos una vez. Antes de los interligas, para que los aficionados de Pittsburgh vieran, por ejemplo, a Derek Jeter, tenían que esperar una Serie Mundial Piratas-Yankees. También es interesante ver cómo se dan series que son una especia de «vuelta al pasado», como ocurrió este año con los Medias Blancas, que aprovecharon la visita de los Dodgers para celebrar los 50 años de la Serie Mundial de 1959, en la que Dodgers y Medias Blancas compitieron por el título. Seguro que muchos disfrutaron esos recuerdos, sobre todo ante la visita de Luis Aparicio, Billy Pierce, Jim McAnany, Jim Landis y Jim Rivera.
He dicho siempre, sin embargo, que los equipos de la Liga Americana estamos en desventaja en los juegos interligas, porque mientras nosotros perdemos un bateador cuando nos toca jugar en los parques de la Liga Nacional, ellos en cambio ganan en su ofensiva al poder contar con el bateador designado. Pero, insisto, la idea es buena y por eso los fanáticos la han apoyado.
En cuanto al venezolano que pudiera subir próximamente a las Mayores con los Medias Blancas, lamento decirte Jesús que en este momento no vea a ninguno, aunque en un futuro cercano hay algunas opciones.
Eso me permite responderle también a Walter, de Valencia, en Venezuela, quien pregunta por Clevelan Santeliz.
Clevelan es un gran muchacho y está teniendo su mejor año desde que fue firmado por los Medias Blancas, en parte, pienso yo, porque tuvo poca actuación en el campeonato venezolano. Este año, Santeliz está jugando con los Barones de Birmingham, en la categoría AA, y está demostrando todo su potencial porque se ha mantenido sano. Creo que es la primera vez que Santeliz se encuentra en tan buenas condiciones físicas. En cuanto a su actitud, es la que se necesita para triunfar como pitcher: no tiene miedo, aguanta bien la presión, y tiene agallas. Para terminar, en los campos de entrenamiento siempre lo vas a ver observando los juegos de sus compañeros, y dándole consejos y animo a todos, sin importar si son venezolanos, latinos o norteamericanos.
Neomar, también de Caracas, me pregunta por otro compatriota. Quiere saber cuál es el verdadero chance de Freddy García de volver a Grandes Ligas y hacer el trabajo al que nos acostumbró en sus grandes momentos.
Yo no he podido hablar con Freddy últimamente, pero mis tres hijos me tienen siempre informados de su rehabilitación. Si Freddy logra recuperar la fortaleza en su hombro, todo es posible. Por ahora se encuentra en Glendale, Arizona, junto a Bartolo Colón trabajando duro para intentar ayudarnos en la segunda mitad de la campaña. Nadie más que yo quisiera contar con el Freddy García que todos conocemos.
Rafael, de Los Teques, me pregunta cómo veo el desarrollo del béisbol venezolano.
Creo que nuestro béisbol está en su mejor momento, porque hay bastante talento desarrollándose en las organizaciones de MLB. Al paso que vamos, muy pronto estaremos como los dominicanos, viendo en nuestro torneo a varias estrellas de Grandes Ligas jugando banco en el torneo venezolano, porque hay demasiadas. En cuanto al futuro de nuestro béisbol, va a depender de esos mismos jugadores, sus deseos de jugar en el país, de transmitir sus conocimientos, de los fanáticos que sigan apoyando el espectáculo, y del Estado que también apoye e incentive la sana competencia que es nuestro béisbol profesional.
Noé, de Chicago, quiere saber por qué, ten
iendo jugadores rápidos, no estamos jugando «small ball». Noé, estamos en eso. Es verdad que tenemos jugadores rápidos, pero también tenemos jugadores con poder, capaces de voltear el resultado con un solo batazo. Pero estamos en eso, acoplándonos, y los últimos resultados son una muestra que los Medias Blancas no dependen exclusivamente de los jonrones.
Tirso, de Skokie, pregunta mi opinión acerca de lo que hizo Frank Thomas en su carrera, ahora que se dice que Sammy Sosa y Alex Rodríguez utilizaron esteroides para aumentar su rendimiento.
Mi opinión, Tirso, es que Frank Thomas debe ingresar en el Salón de la Fama en la primera oportunidad que su nombre aparezca en las papeletas de votación. Los números de Frank lo califican como uno de los mejores bateadores del béisbol de todos los tiempos, y Cooperstowns es el templo donde están los mejores.
Eduardo, de Sarasota, Florida, pregunta si creo que Alexei puede conectar este año 20 cuadrangulares.
Sin dudas, por supuesto que creo que los puede conectar.
Hannah, de Naperville, pregunta qué veo en el futuro de Jim Thome en el 2010.
Al bate de Jim Thome le quedan todavía muchos batazos, pero habrá que esperar para saber cuántos años más quisiera Jim jugar. Quienes compartimos con él en el clubhouse somos testigos del gran esfuerzo que Thome hace diariamente para salir al terreno, batallando en el training room para mantenerse en las mejores condiciones físicas. No es fácil para sus rodillas y piernas sostener la corpulencia de leñador que le permite dar esos batazos gigantescos. Pienso que mientras se mantenga en buena forma y sienta el mismo entusiasmo por hacer los sacrificios que hace, seguirá jugando. En cuanto a los Medias Blancas de 2010, no yo mismo sé qué clase de equipos vamos a tener la próxima temporada. Por ahora, estamos concentrados en la campaña 2009.
Me escribe Karen Aparicio desde Maracaibo, para saludarme y darme las gracias por los comentarios que hicimos recientemente sobre su papá, el inmortal Luis Aparicio. Karen, gracias a ti por tener un padre que es orgullo de todos los venezolanos, el único en el Salón de la Fama del béisbol de Grandes Ligas, y ejemplo e inspiración para muchos que decidimos escoger el béisbol como profesión.
Alvaro, de Bolingbrook, quiere saber quién es mi ídolo en el béisbol.
David Concepción es mi ídolo en la pelota, y por él llevo el número 13 en la espalda. Afortunadamente he tenido la suerte de compartir con David en muchas ocasiones, y haber contado con su presencia, así como la de Luis Aparicio y Alfonzo «Chico» Carrasquel en mi primer juego como manager de los Medias Blancas de Chicago en el U.S. Cellular Field ha sido una de las más grandes alegrías de mi carrera. Así como David fue mi ídolo desde pequeño, el puertorriqueño Roberto Clemente es el pelotero que yo más he admirado en el béisbol. No sólo por las cualidades que lo convirtieron en uno de los jugadores más completos en el terreno, sino también por su actitud y su compromiso con la humanidad.
Por último Antonio Miguel, de San Juan de los Morros, en Venezuela, pregunta qué diferencia veo entre el equipo de 2005 con el cual ganamos la Serie Mundial y el actual. Pitcheo. Esa es la gran diferencia. En el 2005 teníamos un cuarteto de abridores de lujo, que como recordarás llegaron incluso a completar la hazaña de 4 juegos completos seguidos en plena post-temporada. Pero además contábamos con un bullpen que se creció en los momentos importantes, que combinaba la experiencia de veteranos como Cliff Politte y Orlando «El Duque» Hernández, junto a jóvenes revelaciones como Neal Cotts o el mismo Bobby Jenks. Aunque obviamente el título fue un logro de todo el equipo y cada integrante de la divisa se vistió de héroe en algún momento, el pitcheo fue la clave del triunfo. En 2009 tenemos buenos brazos, de jóvenes que deben convertirse en estrellas muy pronto, pero que están en proceso de consolidarse cuando alcancen su madurez.
Pido disculpas una vez más por no poder responder todas sus preguntas, y reitero el agradecimiento por todos los comentarios positivos que me envían desde los rincones más lejanos del planeta. Espero que sigan apoyando a los Medias Blancas, y no duden en escribirme para conocer, directamente, lo que ocurre en nuestro equipo. Para mí siempre será un placer leer todos sus comentarios, opiniones, inquietudes, preguntas, sugerencias y hasta críticas. ¡Go Sox!